martes, 23 de noviembre de 2010

Evolución Inmunológica

¡Qué mal te ves!, ¿Ya te estás tomando algo?, ¿No?, ¡Qué tonto eres!, Te gusta tanto sufrir.

Es impresionante el grado de dependencia a los fármacos que el ser humano ha adquirido. De igual manera asombra la caída del nivel en el umbral del dolor que las personas demuestran. También se observa un agudo afán de resolver los problemas con el camino más sencillo, con el menor tiempo posible y que implique casi ningún esfuerzo.

Hace unos días (una semana y media para ser precisos) comencé con los síntomas inequívocos de una gripe. Tuve ese momento de decisión en el que las opciones se presentaban como placebos de distintos nombres: XL-3, Contac, Desenfriol D, Cafiaspirina, y un largo etc. Sin embargo, afronté la situación como un estoico, que es demasiado estúpido pensar que sería bien visto en estos tiempos de confort y ciencia.

Pues sí, el resultado fue insultante. La gente en un movimiento de cabeza horizontal cuestionaba mi decisión. Habiendo tanto avance en la medicina y yo sin hacer uso de ello. Pero la reflexión llegó e hizo de mi lo que el viento al polvo. Me sacudió.

Dos vertientes. La primera, mi cuerpo tardó una semana y media en trabajar inmunológicamente para hacer frente a la contingencia viral. Lo hizo, hasta cierto punto, de una manera lenta y no tan efectiva. Lo anterior, debido a la costumbre de ingerir anti gripales, logrando así, la desaceleración e ineficacia de mi sistema anti viral. La segunda, y la más cruel. Ya no soy un niño de 15 años que en tres días lograba expulsar el agente extraño.

Pero en un pensamiento social y en pleno análisis de la humanidad. Cabe mi pregunta. ¿Estaremos adentrándonos en una vía médica sin retroceso? ¿Nuestro sistema inmunológico podrá combatir en un futuro cualquier amenaza viral sin fármacos? ¿Estaremos haciendo perezosas a nuestras defensas?

Por lo pronto mi cuerpo en esta ocasión pudo. A pesar de la presión social, y de la constante humillación a mi intelecto por no atacar médicamente mi mal.

viernes, 12 de noviembre de 2010

¡Fito... Fito... Fito!

Y pensar que no iba profesarte mi amor sincero. Ya Andrés lo tiene y Joaquín más. Pero tu me lo arrebataste simplemente así... bailando como niño poliomielítico, tu mood de Pee Wee Herman y ese traje blanco como de primera comunión. Ese piano pintarrajeado como acuarela de Gauguin. El constante acomodar de tus gafas para mirar... qué envidia tenerlas... de alguien que ha visto tanto público corear, pero más envidia causará tener esa sensibilidad, ese saber llevar. A lado del camino me estrujó el corazón como pensé que sería verte tocándolo en vivo y la Mariposa al final. No grité pidiéndote otra... no hubo necesidad.

Tantos recuerdos atacando sin piedad. A tres lugares por la izquierda el que me hizo sentir viejo, pero a un lado el que desde hace días me hace vibrar. Arriba las luces que estaban en sus ultimas horas, abajo los que no guardamos nunca asiento. En frente una niña que brincaba como si trajera pulgas y atrás los boletos que malvendí por un mejor lugar. Al terminar la playera que no me pondré tantas veces, pero que me hará recordar que te escuché Dar es dar. El interrogatorio al final en el que no fui defensa ni fiscal. El fotógrafo soy yo le dije en su descargo. La incomodidad y el frío. Sus ojos y los míos. Fito se quedó en su camerino. Tu y yo en tu jardín fumando el bálsamo contra la edad. En el bar la cerveza británica que me supo mal, pero en el baño Vamos al teatro en Bici que me pareció genial. 

Madrugada, nubes de borrego... celular sin batería y ¡mierda!... no encuentro los cerillos...

Fuiste tu de nuevo. En el concierto en el que le profesé a Fito mi amor incondicional.

viernes, 5 de noviembre de 2010

B de Bicicleta

Será que muchos años después vengo a dar con una parte de mi infancia que quedó muy en el olvido y que seduce con la sola idea de poder recordarle. Puede ser también que el impulso de una idea revolucionaria cinematográfica me incitó tanto que no pude negarme, tal es el caso de la película V de Venganza. Quizás el hecho de que tendría esa compañía interesante y agradable que últimamente me ha hecho vibrar. También pudo ser la nocturna andanza por calles tapatías que simplemente enamoran. A lo mejor el reto de probar suerte sobre ruedas en una aventura vial desconocida. Por último agregaría la exploración de posibles soluciones al problema de movilidad urbana, y el entendimiento de los problemas de un ciclista en esta gran ciudad.

Todo esto fue la noche del 4 de noviembre sobre una bicicleta. Es mi obligación manifestar que ha sido una actividad que me ha producido demasiada satisfacción, diversión y felicidad. Ver como los humanos somos capaces de organizarnos para movimientos pacíficos que logren el bienestar de las personas, combinándolo con nuestra salud y el sano esparcimiento.

Agradezco de sobremanera al guía que me llevó por caminos bicicleteros, que además fungió como mamá de este niño que se emocionó con la velocidad, de fotógrafa y además repartiendo fomento gráfico de la organización de estos eventos. No tengo tantas palabras para manifestar mi apoyo a estos eventos, sin embargo acciones sí. De ahora en adelante recomendaré lo que me ha acontecido.



Desde hoy comienza mi andar en bicicleta.