lunes, 5 de octubre de 2015

Música mobiliaria tapatía... Elliot The Furniture

En ocasiones para encontrar talento debemos escarbar un poco. A veces nos persigue la suerte, pero sin duda, emprendiendo la búsqueda y no conformándonos con lo limitado que nos ofrecen la mayoría de los medios masivos de comunicación, llegaremos a ampliar nuestras posibilidades de éxito. Esta columna pretende seducir y profundizar en la creatividad de algunas propuestas musicales que no necesariamente gozan de los reflectores mediáticos. Ojalá nuestra sociedad volteara sedienta de talento, y no de poses, escándalos y banalidad.

Indagando en las bandas emergentes en la ciudad de Guadalajara, fui a dar con este proyecto que ilusiona y enorgullece. Se trata de jóvenes logrando un equilibrio melódico y la construcción de un estilo musical. Al primer contacto sonoro, podría pensarse que se trata de alguna agrupación con varios años de experiencia, y a la altura de propuestas de vanguardia internacional. Después de contactarlos, su sencillez y la actitud que emanan, logran contagiar y captan la atención.

Elliot the Furniture, es una banda surgida de la colonia Ladrón de Guevara en la perla tapatía, posteriormente mudándose, sin abandonar la Zona Metropolitana de Guadalajara, a la bella Zapopan, actualmente afincados en la colonia La Estancia. La primera duda podría resultar muy simple, la nomenclatura. Un sujeto introvertido de semblante poco expresivo y más bien rígido como un mueble, amigo en común de los integrantes de la banda y que en realidad no se llama Elliot, es el personaje que da nombre a la agrupación. La siguiente pregunta que me podría formular es, ¿por qué cantar en el idioma inglés?, inmediatamente me respondo ¿y por qué no?, actualmente los lenguajes pueden resultar una limitante para la expresión, y son sólo una cuestión de forma, no de fondo. 

René Garcin en la guitarra, Aldo Quintero tocando el bajo, Gabriel Núñez "Cache" y su batería. Fito Delgado en las guitarras y Andrés en las voces, guitarra y el ukele. Acompañados de Onier Bacallao, trompetista cubano que imprime un diferenciador armónico importante. Su disco debut Wish me luck, fue grabado en el estudio Santo Jalisco, producido por Javo Muñoz y Fito Delgado, quien se uniría a las filas después de esta experiencia.

Hay elementos que atrapan al escucharlos, entre ellos, el respeto en los instrumentos que integran la producción, el cuidado de no sobreponer ninguno de ellos otorga una identidad y autenticidad. Los vientos son una poderosa herramienta que nos sitúa en algún paraje de Jalisco, poniéndole el sello de pertenencia. La combinación de gustos eclécticos, de talentos instrumentales y vocales, la intención de disfrutar el sonido que producen y la honestidad de defender musicalmente un proyecto. Algo así me transmite Elliot the Furniture al escucharlos.

Shine. Canción anti procrastinación y una invitación a salir de la zona de confort. La mezcla de ukelele, trompeta, las notas atmosféricas de guitarra eléctrica y la voz relajada y apacible, hacen de esta canción, una manera convincente de abrir la producción discográfica.

I'm only dreamin'. Percusiones y guitarras amistosas abren a toma en este tema. Me remontó a un momento imaginario acústico de The Smashing Pumpkins. Existe una elegancia creativa en las estructuras de composición. El solo de guitarra en medio de la canción es una dulce sorpresa. La tensión generada al inicio del tema, se resuelve de manera cadenciosa hasta su final.

Ghost of a story. Guitarras rítimicas dan inicio a esta canción que resulta ser bastante pegajosa. La trompeta lejana le da un toque elegante. El final es la mezcla de todos los elementos sin llegar a la saturación.

Make it easier. Un sonido instrumental muy cercano a The Whitest Boy Alive, la limpieza y lo orgánico de las guitarras, la batería llena de platillos y el bajo marcando el ritmo que inmediatamente me transporta a una pasarela de moda. El mensaje podría ser, una súplica de aligerar el proceso de acercamiento.

Wish me luck. Aires dylanianos en este tema. Guitarras acústicas acompañando una voz como de otra época. El coro invadirá tu día, una vez que le escuchas, probablemente no saldrá de tu mente en horas. El bajo que precede al coro es un agasajo musical. La instrumentación en la coda logra situarnos emocionalmente en la temática de la canción, que por más esperanzadora, no deja de ser una despedida. 

Nothing's real. Instrumental y letrísticamente, es la canción con mayor complejidad del disco. Las guitarras y el bajo te llevan de la mano por atmósferas nostálgicas. La batería casi marcial aparece y desaparece con displicencia. La trompeta es el clímax de la canción, nos despide dulcemente recordándonos que a pesar del viaje musical, nuestros pies nunca se despegaron de Jalisco. Este track nos deja claro que, Elliot the Furniture es una realidad.

Coming home. Comienza lentamente hasta lograr una secuencia que durará hasta el final. El bajo se luce, y antes de comenzar la voz, ya esta logrado el ensamble delicado. Otro coro que permanecerá en tu inconsciente melódico por horas. El regreso al hogar que todos necesitamos, el buscar la paz de alguna manera. La forma de cerrar este material discográfico habla de la minuciosidad con la que fue ideado. La trompeta combinada a la secuencia bien lograda desde un principio, te hace pensar que siempre estuvo ahí, esperando a emerger y apoderarse de la canción.


Para maridar esta sorpresa auditiva, propongo el democrático Tejuino, bebida tradicional de nuestra Guadalajara y sus alrededores, que nos refresca en esos días de calor y que contiene una imperceptible y reducida medida de alcohol.




   
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martes, 25 de agosto de 2015

Música de delirio absoluto... Páez y Moska

Existe una expectativa muy fuerte de este ensamble musical, y no es para menos. Hablamos del primer trabajo discográfico creado en su totalidad por un brasileño y un argentino (favor de hacer caso omiso al orden los factores, ya que no tiene nada qué ver con el número de campeonatos mundiales de fútbol conquistados). Varios medios de comunicación, entre ellos El Financiero, hablan de una conjunción musical con tal impacto, que no dudan en hacer alusión deportiva, al hecho de tener en un estudio de grabación a Diego Armando "El Pelusa" Maradona y a Edson Arantes do Nascimento "Pelé".

Un año y medio hace, de aquel primer acercamiento en Río de Janeiro, y hoy presentan una producción musical de doce canciones inéditas. Hablamos de Locura Total, obra del rosarino Rodolfo "Fito" Páez y el carioca Paulo Corrêa de Araujo, mejor conocido como Paulinho Moska (ignorar por favor el orden de mención, no tiene nada que ver con el número de medallas doradas conseguidas en fútbol rama masculina de los juegos olímpicos).

Hablar de Fito Páez, es tomar en cuenta más de treinta y cinco años de carrera musical, una veintena de discos en estudio, dos largometrajes cinematográficos como director y guionista, algunos premios Grammy Latinos en su haber y el reconocimiento como figura del rock en Argentina. Largos diecisiete años separan a su experiencia colaborativa más significativa, ya que en 1998 decidió entablar una aventura musical acompañado de su amigo Joaquín Sabina, quienes nos obsequiaron un disco impresionante, lleno de altura poética y armónica: Enemigos Íntimos. Las cosas no acabaron tan bien, ya que el choque de ambas personalidades, la forma de trabajo tan distinta de ambos y situaciones personales que sólo ambos conocen, finalizaron con el rompimiento artístico de la dupla. El más reciente disco de Fito, es un homenaje a la figura rockera de Charly García: Rock and Roll Revoluction.

Brasil es un país inmerso en una latinoamérica que lo separa desde el lenguaje, compartimos geografía, sin embargo culturalmente hemos sido paralelos. Nos ha sido en ocasiones ajena su música, sin embargo, en su soledad los brasileños nos han seducido con su alegría y su cadencia. Paulinho Moska participó en la banda sonora de la película Women on Top que protagonizó Penélope Cruz en el año 2000. Nos braços de Isabel es la canción más recordada de esta producción cinematográfica. Vale la pena que el lector escarbe armónicamente la discografía de este genial cantautor, se encontrará con sorpresas agradables, como la colaboración con Jorge Drexler en su canción La edad del cielo

Explorar la riqueza rítmica de ambos bagajes musicales, vale la pena. Los dos autores tienen ese constante aprendizaje viajero, lo que convierte a esta producción en una revisión de una rivalidad futbolística y la conjunción de una selvática Amazonia con la claridad en el horizonte de la Pampa.

1. Hermanos. Abre a toma una guitarra pacífica pero con ritmo, la voz sutil y seductora de Paulinho, atrapándonos en acordes esperanzadores y letra como abrazo de alma. Es el sencillo promocional con video incluído. Tan beatle, tan Stand by me. Dale loco vamos a brillar, canta Fito uniéndose a la pretensión de significar un himno fraternal.

2. Milagros y Heridas. Es el itinerario rockstar (¿imaginario?) que implicó la grabación del disco. Pieza a manera de roadmovie al estilo Paéz que narra las peripecias de fuga, "Nos quemaron los pasaportes" dice Paulinho asustado. 

3. Locura Total. Quizás la composición más caricaturezca del disco, una cadencia muy Moska que nos invita a menearnos en nuestro lugar. La historia hipotética del mito de Diana la cazadora cantando piezas de Dorival Caymmi y durmiendo a sus tres hijos en Bahía, conociendo el amor y dialogando de deidad a deidad con Yemanyá. Es notoria la amalgama creativa en esta canción.

4. Imposible escribir sobre nada. Comienza con sentencias de Páez, como si nos fuera a obsequiar una balada al piano, poco nos dura la idea, comienza un rock a dos voces. Una tempestad de frases, algunas más definitivas que otras.

5. Garota Muchacha. La unión de los personajes de la canción, es como la fusión propuesta entre la música de brasil y argentina. La dançarina de samba y el bandoneonista, el tango del aquél y el ritmo de aquella.

6. Nuestra historia de amor. Esta canción me recuerda mucho a Giros de Fito Paez, revestida con instrumentación latinoamericana. Cadencia oscura, baile ensombrecido por el dolor, samba noir como canta esta dolencia.

7. Onde você passou a noite. El funk brasileño tenía que hacerse presente, acompañado de una sección de vientos. Canción de celotipia en portugués, que suena igual de angustiante como si lo fuera en español, la infidelidad como lenguaje universal. Son muy agradables las pausas que la canción ofrece con sonidos ambientales.

8. Adiós a las cosas. Balada en portugués, voz de Paulinho y piano de Páez, que también concurre al juego vocal. Progresivamente crece en emotividad, una guitarra eléctrica nos recuerda nostálgicamente a Charly García. Podríamos considerarle una especie de grunch latinoamericano.

9. Hijos de Amor. Una samba catequista, se percibe la poesía Moskiana, a la que Fito secunda como cadáver exquisito. Una doctrina evangelizadora del amor, All you need is love para bailar. Sólo amor nos abrazará al final. Sólo un fade out podría acabar con el infinito de esta homilía.

10. Todas las cosas que están en el mundo. Si pudiera haber un referente de coqueteo musical unificador de ambas culturas para estos dos autores, sería Caetano Veloso, se percibe la admiración a él, en esta canción. Cadenciosa y alejándose del ritmo en cuatro tiempos. Armónica y sutil, tierna e impredecible. Harto de tanto bla bla bla.

11. Brillante. El Circo Beat de Páez vino hasta esta locura. Vientos beatlezcos, pianos rockeros y fragmentos de Back in Bahía, de Gilberto Gil. Improvisación vocal al final de la canción.  

12. Flores de abraços. La esencia idiomática del álbum la encontramos como telón festivo, como créditos musicales de una película que marca una unión latinoamericana. En español, es portugués y en portuñol, Cruzando fronteras... una América entera, continente de amor. Como post data en una carta romántica, Una América viva nunca más repartida piden Páez y Moska como retribución a su joya discográfica.

Después de este viaje musical, es menester acompañarlo con un manjar gustativo más integral que los anteriores. Propongo, aunque no signifique el maridaje perfecto, un imponente Churrasco aparejado de la Caipiriña, o si usted lo prefiere, la Picanha bebiendo Mate. Déjese llevar, lo importante es disfrutar.



  


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viernes, 7 de agosto de 2015

Música de rocola posmoderna... Scott Bradlee

La temporalidad musical ordinaria, transcurre en un lapso de tiempo pensado desde el presente a un futuro desconocido, convirtiéndose a partir del inicio, en un pasado progresivo. Esta idea limitada es la teoría comercial de la producción, se compone una canción, se graba, se incluye en un disco y se lanza. A partir de ese momento inicia su transición hacia el olvido, o al recuerdo. Hay proyectos que proponen un camino distinto, iniciando en el pasado y creando un nuevo presente, que al final también será recuerdo (u olvido).

Scott Bradlee es un pianista neoyorquino, con preferencias notablemente jazzisticas, y con la visión abierta a explorar aventuras arriesgadas y propuestas seductoras. Postmodern Jukebox es el nombre de su proyecto musical, en el que a través del ragtime, del swing, del doo-wop y del jazz, arrastra a nuestro presente los éxitos de pop y rock que estaban almacenados en nuestro inconsciente musical. Lo anterior, agregándole su peculiar estilo de piano bar, o de concurso de canto de preparatoria estadounidense de principios de los 60's.

Scott de treinta y tres años de edad, es el cerebro constante de esta agrupación, sin embargo son más de cuarenta los artistas que han estado involucrados en el devenir de este viral proyecto. Con su canal en la red social de videos youtube, han logrado un impacto inesperado en la escena musical. Diez producciones discográficas en menos de 3 años es un ejemplo de lo que una red social puede lograr en nuestros días. Es a partir de su cuarta entrega Twist is the New Twerk del 2014 bajo el sello Mud Hut Digital en el que sorprenden con versiones inverosimiles como Get Lucky de la banda francesa Daft Punk en una especie de vals callejero, o la legendaria Sweet Child O' Mine de los angelinos Guns N' Roses en una especie de jazz cantinero, por poner un ejemplo.

Su más reciente lanzamiento es el disco Swipe Right For Vintage, apenas estrenado el pasado 30 de Julio e integrado por doce temas, que reúnen algunos éxitos del pop que estaban condenados al dulce olvido y otros tan frescos como encender la radio juvenil. Dos de ellos no pertenecen a este universo de música popular, sin embargo son tan pegajosos como los otros diez, con la diferencia que provienen de un origen más rockero.

1. Bad Blood. Sí, estás leyendo bien. Canción compuesta por la estadounidense de moda Taylor Swift. Sin embargo, de una manera elegante, la versión que escuchamos en este disco, es completamente transformada hacia la música de cabaret que le hace más interesante que la original. Interpretada por la cantante de SeattleAubrey Logan.

2. My heart will go on. Del autor Will Jennings, interpretada por la canadiense Céline Dion para la banda sonora de la película Titanic. Esta versión es interpretada por Mykal Kilgore al estilo de The Platters, una especie de rock and roll de los 60's.

3. Lovefool. Compuesta por los suecos Peter Svensson y Nina Persson del grupo The Cardigans. Un jazz seductor que le da la cadencia exquisita a una canción que per se ya era bastante agradable. La voz de Haley Reinhart le da una nueva perspectiva a este tema.

4. I kissed a girl. Si de pop hablamos, Katy Perry es una realidad por más superficial que nos pueda parecer. Sin embargo, la versión interpretada por Robyn Adele Anderson y el cuarteto vocal The Tee Tones, le imprime un ambiente totalmente de festividad escolar a la famosa canción. En lo personal, no la hubiera escuchado si no es gracias a Postmodern Jukebox.

5. Criminal. Composición de la también neoyorquina Fiona Apple. La interpretación de la cantante de jazz, Ariana Savalas, le da una personalidad de blues sutil. Tiene el olor a cigarro de un piano bar. 

6. Lean on. De la discoteca a las calles de Nueva Orleans. La canción cosmopolita original es del grupo Major Lazer de estados unidos y el francés DJ Snake, con la colaboración vocal de la cantante danesa . La versión de este disco es interpretada por Mykal Kilgore, en un jazz de que podríamos escuchar sin duda en un Mardi Gras. Incluso podría sonar un poco a la música que nos regala Jamiroquai.

7. Radioactive. Original de la agrupación de Las Vegas, Imagine Dragons. Transformada en una especie de swing, interpretada por el participante del concurso American Idol, Blake Lewis.

8. Seven nation army. Canción que no requiere mayor presentación, un ícono guitarrístico de Jack White para su agrupación The White Stripes. Scott sustituye con vientos la melodía principal, además la voz dulce y en ocasiones de trompeta chirriante de Haley Reinhart.

9. I don't mind. Tema del cantante, bailarín y actor norteamericano Usher. Con un bello intermedio que seduce a bailar claqué y la voz elegante de Wilkie Ferguson acompañada de un coro femenino que hacen sentir en la cafetería de aquellos años de rock and roll.

10. Boulevard of broken dreams. Canción estandarte de la banda californiana Green day, compuesta por su vocalista Billie Joe Armstrong. Del punk al rythm and blues, con una portentosa voz cortesía de la participante del concurso The VoiceMaiya Sykes.

11. Oops!... I did it again. No podemos negar que marcó el rumbo de la música popular mundial al inicio del milenio. Del autor sueco Max Martin e interpretada por la estrella pop Britney Spears. La versión en voz de Haley Reinhart nos da la oportunidad a muchos, de disfrutar esta canción pegajosa que quizás odiamos en su momento.

12. This must be the place (Naive melody). Canción original de la agrupación neoyorquina Talking Heads, compuesta por su vocalista David Byrne. Una renovación total a este tema de 1983, con los vientos como protagonistas y la potente voz de Sara Niemietz para completar el cuadro jazzistico.


Para esta singularidad musical recomendable para aquellos que aún vibran con el pop de su juventud, propongo como maridaje el coctel Long Island iced tea, ya que Scott Bradlee es oriundo de esta región y porque su origen se remonta a los años 20's, justo cuando la efervescencia del jazz en Nueva York comenzaba. Cuenta la leyenda de esta bebida, que fue servida por primera vez por Robert (Rosebud) Buttu, un camarero del Oak Beach Inn.








   
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domingo, 19 de julio de 2015

Música de piromanía folk peruana al cubo... Kanaku y El Tigre

"Si te mueres mañana, no te quedes con ganas de nada"

Es apenas su segundo material discográfico y ya han causado una expectativa artística importante. Kanaku y El Tigre es una banda originaria de Perú, compuesta por Nico Saba, Bruno Bellatín y Marcial Rey, quienes se definen como una agrupación de folk psicodélico. Cinco años en escena, dos discos en su haber y un estilo en desarrollo y evolución.

El origen del extraño nombre del grupo, nos remonta hasta el quechua, dialecto en el cual la palabra kanaku quiere decir fuego, según nos explica Bruno, quien aportó la palabra a la nomenclatura. Nicolás Saba tenía anteriormente un proyecto titulado El Tigre, por lo que la unión de sus referencias, arroja como resultado el titulo de la banda.

Hace ya algún tiempo que Bruno y Nico formaron aquella banda juvenil "Ritalin". Desde aquellas temprana edades han ido construyendo este proyecto que hoy nos ofrece estilo propio. Su más reciente disco "Quema Quema Quema", cuenta con colaboraciones importantes, que van desde la artesanal portada a cargo del famoso historietista Liniers, quien plasmó de manera atinada el color de la música contenida. También se puede escuchar la voz de la actriz y cantante Leonor Watling, vocalista de la agrupación española Marlango. La también cantante peruana, Pamela Rodríguez hace su aparición con esa dulzura indie que caracteriza su voz. Según los autores, esta producción que les tomó dos años en concretar, esta inspirada en la novela "On the road" del escritor norteamericano Jack Kerouac. Entre sonidos fantasmales, apoyos electrónicos ambientales, guitarras con slide y coros oníricos, nos presentan una evolución considerable sin perder la línea musical que lograron con Caracoles, su primer disco. Mezclado por Matías Cella, fue editado y presentado el mes de mayo por Terrícolas Imbéciles en México, y en Europa por Strut Records.



1. Quema Quema Quema. El disco abre a toma con un órgano avisando el incendio que se avecina, posteriormente una explosión frenética de coros tribales, bajo y panderetas que acompañan hasta el final del disco. Al final de disco aparece la versión en español, ya que el primer corte es en idioma anglosajón.

2. Nunca me perdí. Una balada con bastante sonidos atmosféricos. "Tengo al diablo bailando en mi sala" reza en sus estrofas esta canción panteonera. La instrumentación que precede al final de la canción, muestra un equilibrio armónico entre el bajo, guitarras y percusiones. La secuencia final nos transporta a una película de terror.

3. Pulpos. Es bastante raro escuchar la fortaleza vocal de Leonor Watling en medio de una delicada batucada, así es el inicio de esta canción. Sin embargo no hay que fiarse de la calma del principio. Esta canción no se despega de la costa a la que nos transportó, finalizando con una secuencia de percusiones y coros.

4. Quien se queda quien se va. Melancolía de los que se quedan, de los que sólo miran como los demás se despiden y acuden a su destino explorador.

5. Si te mueres mañana. Definitivamente la canción más destacada del disco, poseedora de un coro con moraleja incluida. Rítmica y pegajosa. Distorsión del bajo que lo hace resaltar y sonidos incidentales que enriquecen. "No te quedes con ganas de nada" nos trata de insertar en el subconsciente.

6.- Bubucelas. Quizás la canción más interesante de este material. Inicia con una guitarra campirana y esa voz delicada que transporta fuera de este mundo. Estructura un tanto country, y con aportaciones del piano que llenan de nostalgia. No me queda clara la referencia del nombre, ya que el instrumento parecido a la trompeta que se popularizó en el mundial de fútbol de Sudáfrica, se escribe vuvuzela.

7. 10 Años. Un blues de añoranzas vocacionales. Se puede escuchar muy en el fondo incluso una armónica.

8. Hacerte venir. La participación de Pamela Rodríguez amplía el espectro vocal en esta canción. De nuevo la calma de la guitarra campirana nos lleva hacia una relajación mental, sin embargo la letra es enigmática, en momentos funeraria, en otros casual. El silbido es un detalle agradable de la pieza.


9. Burn Burn Burn. La segunda canción en inglés de la producción. Una pieza con coros tribales y ritmos bailables que la podrían colocar en algún antro juvenil sin problema.

10. Fin. Para concluir la propuesta, una canción seria y firme. Hay un cambio de intensidad a la mitad de la canción que nos lleva hacia un rock soft muy bien logrado. Se percibe la voz de Pamela Rodríguez como apoyo, sin embargo no pude confirmar esta información.

11. Quema Quema Quema. La versión en español del primer track de este disco. Nos damos cuenta que en realidad, la fuerza rítmica supera a la letra.


Es complicado clasificar la música de Kanaku y El Tigre, ya que mantiene un enigma audible en su estructura melódica. Es agradable al oído, en algún momento hasta relajante podría resultar. En una opinión personal, existen construcciones musicales que me recuerdan a Devendra Barnhart o Adanowsky.

Para este disco, propongo como maridaje el famosísimo y legendario Pisco, que desde el siglo XVI es el destilado típico peruano, elaborado a partir del fermento de uvas Vitis vinifera muy presente en aquel país, aunque exista algún tipo de disputa con Chile sobre su origen.




   
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viernes, 19 de junio de 2015

Música de músculos huecos... Mikel Erentxun

Qué lejos aquel mayo del '87 cuando el diario El País escribía el éxito del disco Canciones en su Crítica Pop: "Duncan Dhu, sueños acústicos". Desde entonces la historia de Mikel Erentxun se ha visto ligada enteramente a esta agrupación, cuyo nombre fue tomado de la novela Secuestrado del escritor escocés Robert Louis Stevenson, en la que Duncan Dhu era el personaje que fungía como jefe del clan.

Corrían tiempos de libertad en la península Ibérica, situación que fue bien aprovechada por la inquietud de jóvenes que expresaban melódicamente sus pensamientos. Diego Vasallo y Juan Ramón Viles del grupo Los Dalton, y Mikel de la agrupación Los Aristogatos, ignoraban en aquel momento que se convertirían en una leyenda imprescindible de la música española.


En nuestro país se hicieron famosos con su hit En algún lugar, cuyo video pasó a formar parte del subconsciente generacional. Aunque Mikel nació en Caracas, Venezuela, se afincó a temprana edad en San Sebastián, España, ciudad natal de Diego y Juanra. Su estilo rock pop, combinado con reminiscencias del rockabily y un dejo de country, contrastó con el medio musical dominado por el rock pesado de esa época.

Con trece discos en solitario bajo el brazo, Mikel Erentxun supo combinar su carrera individual con la agrupación que lo llevó a la fama. La discreción y el talento, le han conservado a lo largo de más de 30 años de carrera. Su ultima producción discográfica titulada Corazones, es una recopilación rítmica y el resultado de una evolución artística que nos atrapa y envuelve entre nostalgia de voces e instrumentaciones atinadas.


Corazones es un disco con temática íntima, en el que un Mikel maduro nos lleva de la mano por predilecciones musicales de antaño. Es notorio la influencia Beatle en este disco, incluso en ocasiones ronda en el paralelo estructural de canciones tan insertas en nuestra mente. Quizás en cuanto a su duración, pueda parecernos un tanto sobrado, pero las emociones producidas aquietan ligeramente este exceso. El sonido es totalmente minimalista, resultado del encierro en el estudio de Paco Loco, en el que Mikel ejecutó casi todos los instrumentos del disco con sus propias manos. Hay que hacer notar que se trata del primer disco en el que las letras son propias en su totalidad.

1. El hombre que hay en mí. Claramente podemos apreciar una similitud guitarrística a Revolution de The Beatles de 1968. La descripción poética de alguien quien dice ser él, atrapado en el corazón de aquella.

2. Corazones. Una pieza rockabilly que coquetea con el genero western. Nos hace recordar aquella emblemática canción Cien gaviotas. Lugares inhóspitos en donde a veces se encuentra el amor: "Corazones en la niebla que no encuentran su lugar".

3. Ojos de miel. Un pop con sonido muy genuino, iniciando con un tosido e inmediatamente después, mostrándonos la estructura infinita al órgano. Con detalles armónicos muy alegres, enriquecidos por instantes corales que nos llevan hasta el "sha ra la la". Canción muy personal que narra la primera visita al hospital de su hija pequeña.

4. Un corazón llamado muerte. Un tema que desde los primeros acordes nos va mostrando la crudeza temática. Podríamos decir que es un pop pesado y oscuro. Hay una frase que persigue al terminar: "Y al final, olvidas que el olvido es olvidarse de olvidar, amiga libertad"

5. Dakota y yo. Podría hacerte bailar en un día lluvioso. Una gracia interesante en la interpretación vocal. Como apoyo aparece el órgano de iglesia, que nos evoca una nostalgia agradable. Me gustaría presenciar en concierto la solución dancística al interpretar esta redondez melódica.

6. As de corazones. Se trata de una analogía de A day in a life de los Beatles en el disco Sgt. Pepper's Lonely Club Hearts Band. Un exquisito juego de cuerdas y vientos acompaña la melodía hasta el final. La frase seductora "Llévame, llévame contigo al baile" queda perpetua.

7. Vas a cansarte de mí. No dejarse llevar por la sorpresa de escuchar coqueteos sonoros con rock pesado. Un pop bien estructurado, se esconde tras el abrigo negro que cubre a esta amenaza de niño travieso. A pesar de la crudeza melódica, créame amable lector, en esta pieza como en todo el disco, tenemos una embelesada poesía.

8. Veneno y corazón. La obligada referencia fonográfica de esta canción es, como usted lo pudo adivinar con sólo cinco acordes, Eleanor Rigby. No dejan de impresionar los acordes de violín, que sin ser las mismas notas, logran establecer aquella atmósfera beatlezca.

9. Los muros de Jerusalén. De pieles campiranas, esta pieza reclama totalmente el estilo Duncan Dhu. Esas sentencias abordadas en tiempos pasados, que suelen perdurar y sonar tan actuales después de 30 años. 

10. El corazón del dragón. Narración personal sobre el primer aviso en plena calle que Mikel recibió de la angina de pecho, enfermedad que padece desde hace poco tiempo. Cualquier parecido con Ob la di, Ob la da, de Los Beatles es mera coincidencia.

11. Viento errante. Elegante rock que mezcla guitarras sutiles con un órgano y batería impecables. Canción postural que nos señala anímicamente, hacia donde tenemos que dirigirnos, a donde nos lleve el viento errante. 

12. Corazón y huesos. Muy en el fondo, esta canción me remite a The beach boys, quizás  las intervenciones corales nos ofrecen una pista. El órgano psicodélico nos regala una postal de nostalgia.

13. . Es con unanimidad, la mejor canción del disco. Ofrece un equilibrio armónico, un descanso melódico y una poderosa letra. Una propuesta ambiciosa, que lentamente nos conduce por esas pausas y elevaciones sutiles de tonos. El penultimo verso: Seremos dos en la ciudad. El minuto que antecede al final de la canción, es un regalo instrumental, que bien podría ser el bonus track.

14. Con el tiempo a favor. Evoca a Rozando la eternidad, éxito de Duncan Dhu en su disco memorable Autobiografía. Una despedida en buenos términos, donde cada quien se retira con lo alcanzado.

15. El último vals. Ya sin ninguna referencia de canción en especial, es un track lleno de elementos beatlezcos. Una guitarra eléctrica a la Harrison en Dear Prudence, los apoyos corales y los elementos de orquesta sinfónica. En fin, todo un universo Beatle

16. Final. Ocho versos acompañados de un piano que sostiene las ultimas notas para despedirnos.

Un disco que nos deja un grato sabor de boca y el recordatorio de que aún tenemos Mikel para rato. Da la impresión que Corazones está lleno de alusiones musicales a otras canciones, es muy probable que existan diversas que no pude descifrar. Recomiendo una Sagardoa para acompañar este material discográfico. Es la tradicional sidra de Donostia, que ha trascendido fronteras de paladar.






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miércoles, 3 de junio de 2015

Música de filme afónico... Paté de fuá

Hay proyectos musicales que sobresalen por su peculiaridad y por la soledad distintiva que imprimen en sus entregas. Paté de Fuá es el claro ejemplo de estilo genuino y de identidad entre sus escuchas. Su concepción es tan misteriosa que resultaría tan complicado como revelar la receta secreta del platillo de la abuela cocinera. Tenemos claros algunos elementos musicales como la Tarantela, ritmo característico del sur de Italia, o el Dixieland, subgénero del Jazz situado al sur de Estados Unidos. De igual manera podemos notar en el acordeón, una clara tendencia al Musette que nos transporta hasta el corazón metropolitano de Paris. Podemos también escuchar presente al Tango y su bandoneón, y a la Polca importada desde Bohemia, República Checa. También apreciamos la sencillez y exquisitez del Vals austriaco, y no podemos dejar de mencionar el famoso baile Foxtrot que se percibe en toda esta mezcolanza. Supongamos que tenemos los ingredientes, sin embargo, nos faltaría definir la sazón, que en mi particular punto de vista no es más que el espíritu jazzístico despreocupado. Paté de Fuá nos ofrece un escenario musical que fácilmente nos situa en algún majestuoso teatro y su elegancia pomposa, o en el baile del pueblo con pirotecnia brillante. Nos arroja a la imaginación de una pareja bailando un valsesito en la plaza publica de aquel bucólico paraje, hasta el foro de la cantina con humo de cigarro y un cuarteto ejecutando alguna pieza, pasando "como no queriendo" por el cabaret de la esquina.

La agrupación goza de una juventud poco convencional, ya que desde el año 2006 de su fundación a la fecha, han logrado insertarse en el gusto hispanoparlante. Qué lejos queda aquel viaje en el que los líderes de la banda, tuvieron que abandonar su natal Argentina, para ser recibidos en el país que los vería nacer como propuesta discográfica: México. Yayo González es el director y compositor, además de la guitarra y voz de Paté de Fuá, y el también compositor y director musical, Guillermo Peralta, encargado del banjo, la trompeta y la corneta, además de ser el encargado de proporcionar elementos poderosos de distinción como el instrumento de viento cabrófono, término que él acuñó para designar “un bombardino que suena muy cabrón” y el caviquinho que es un instrumento portugués de cuatro cuerdas. Guillermo es un poli - instrumentista autodidacta.

La sección mexicana completa la alineación musical. El contrabajo y los coros de Jorge "Luri" Molina, de las glorias de la Escuela Superior de Música. Paradójicamente el bandoneón es interpretado por un mexicano, quien además hace gala del acordeón, ya que fue el primer estudiante latinoamericano en cursar cátedra, nada más y nada menos, que en el Instituto Gnessin de Moscú. El científico del vibráfono es Alexis Ruiz, quien cursa la teoría de la música y piano en el Centro de Investigación y Estudios Musicales. Un palestino llamado Dan Mazor interpreta el saxofón y el clarinete, y cierra con broche de oro Demián Cantilo, un argentino que toca la batería y el otro elemento de distinción inventiva instrumental, el Chupetófono.

Poco más de dos años nos mantuvieron en la expectativa de su cuarto y nuevo material de estudio, Película Muda: Primera Parte. Ya se prepara la escena en agosto para la segunda parte de este proyecto, anunciando importantes duetos tales como Armando Manzanero, Lila Downs y Lucía Galán de Pimpinela.

Película Muda: Primera Parte cuenta con la participación de Natalia Lafourcade y de Catalina García, vocalista del grupo colombiano de jazz Monsieur Periné. El material discográfico vio luz primera en septiembre del 2014, y consta de 15 canciones, incluida Paloma Querida como homenaje al gran José Alfredo Jiménez.

1. Vamos a Morir. Un dixieland muy New Orleans pero en español, acompañado de la dulzura vocal de Catalina García y ese juego de vientos en la coda, que lo convierten en una encantadora premonición nefasta.

2. Película Muda. Cursilería campirana que hace complicada la amargura al escucharle. Es notable la armonía del banjo a lo largo de la pieza, pero lo imprescindible es, la finura que le imprime el juego de cuerdas hasta el final de la pieza.

3. Nubes de Úbeda. Una tarantela de connotaciones pasodoblísticas, enteramente instrumental. Cuenta la leyenda que andarse "por los cerros de Úbeda" significa estar en otros menesteres que no son los encomendados.



4. El extranjero. Una especie de western jazzeado, con objetivos claros y aspiracionales en ser un ciudadano del mundo. Hacer notar el solo de saxofón que marca el inicio del final.

5. Paloma Querida. ¿Hace falta decir más?. Canción memorable de José Alfredo, al estilo jazz de barrio combinado con ranchera. La pieza finaliza con un claro ejemplo de mariachi en El Tenampa.

6. Te conozco mascarita. Un foxtrot de hipocresía descubierta que nos regala presencia de vibráfono.

7. Mendigo del amor. La polca de soluciones extremas al subdesarrollo amoroso.

8. Corona de espinas. No logro descifrar si se trata de un musette o de un vals de boda de pueblo, pero en todo caso, una pieza digna de ser escuchada en consola antigua.

9.- Tienda de abarrotes. Tonos hipnotizantes de un vibrafono.

10.- Mi corazón. Un jazz estilo clásico acompañado del carisma y sencillez vocal de Natalia Lafourcade. Canción enteramente disfrutable con detalles artesanales en los vientos.

11. Llorarás. Otra polca en el disco, que conjuga a la perfección, además de los instrumentos de viento, percusiones y cuerdas, el verbo llorar en la segunda persona del singular con tiempo futuro.

12. Princesita. Una pausa necesaria en el desarrollo de la producción. Con aires de canto nuevo o trova contemporánea, recordándonos que tan acústica puede ser una canción.

13. Más allá. No podía faltar el bolero en este ambicioso material discográfico. Sobresalen las percusiones y la capacidad camaleónica de esta agrupación, con todo y "bom, bom, bom" al final.

14. Lista negra. Melopea con rima elegante e inteligente que quiere ser un hip hop de acento porteño.

15. Belfast. Una especie de réquiem o banda funeraria que despide el disco con el portento de un juego de vientos.


Para tan enriquecedor manjar musical que nos ha regalado Paté de Fuá, no dudo ningún instante en maridarlo con un L.A. Cetto Boutique Malbec. Una gran manera de celebrar la mixtura latinoamericana, ya que el Malbec es la uva insignia de Argentina, y L.A. Cetto es uno de los orgullos vitivinícolas del Valle de Guadalupe en Ensenada, Baja California.



Vamos A Morir – Paté de Fuá, Catalina García
El Extranjero – Paté de Fuá
Paloma Querida – Paté de Fuá
Mi Corazón – Paté de Fuá, Natalia Lafourcade


   
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martes, 19 de mayo de 2015

Música de bolero en un café aquijanado... Café Quijano

"Miente como mienten todos los boleros"
Joaquín Sabina

Algunos años hace que los tres hermanos Quijano, Manuel, Óscar y Raúl, montaron su Café La Lola en la ciudad de León, España, sin saber que sería el inicio de una carrera musical tan prolija, que los llevaría a ser los primeros españoles nominados a un premio Grammy en 1999. De la mano de personalidades como Lulo Pérez, del compositor y arreglista Juan Carlos Calderón, del productor Humberto GaticaKenny O'Brien, fueron formalizando su historia discográfica. Han sido orgullosos embajadores de su natal León, logrando un mensaje turístico exitoso para su ciudad. Han incurrido en el séptimo arte con la actuación en la película Torrente 2: Misión en Marbella de Santiago Segura, en la que de igual manera interpretaron su canción En mis besos. También participaron en la banda sonora de la película de Disney Lilo & Stitch, con la versión de Elvis Presley del tema Burning Love, Ardiente amor. Y aunque sus éxitos más conocidos fueron con el genero de rock latino, sus inicios como músicos fueron precisamente en el bolero, por tal motivo presentamos este disco que trata de rescatar el género cubano y el recuerdo de Los Panchos, imprimiéndole su estilo aquijanado muy particular.

El material Orígenes: El Bolero Vol. 3 es parte de la Trilogía de Orígenes: El bolero y es el octavo disco de la agrupación. Armando Manzanero les colaboró en el primer disco de la trilogía con el tema Quiero que mi boca se desnude. La producción corrió a cargo de Manuel Quijano (el hermano mayor) y Kenny O'Brien.

Se trata de una docena de boleros cargados de anhelo, frenesí, amor y su consecuencia negativa, instrumentados de manera impecable como si escucháramos la radio de la nostalgia predilecta. Lanzado el pasado 2 de diciembre, con una aceptación calculada en 40,000 copias vendidas. Fue grabado en el estudio "Fourbros" en León.

Cabe destacar que, es agradablemente osado que las letras y música del disco son autoría de Manuel Quijano, la tendencia natural es cantar boleros de aquella época, sin embargo la apuesta fue total con las composiciones propias. El contrabajo fue interpretado por Iván Ruiz Machado, las percusiones por Luis Dulzaides, el cello de Pelayo Tahoces, y la trompeta de Fernando Hurtado. Los ukeleles y las guitarras son del autor de las canciones: Manuel Quijano.

Piezas a destacar por su acompañamiento son, Será (Vida de Hombre) y Te matan los celos, en las que el violín y la viola son interpretados por Iván Breña, el cello de José E. Bouché, y el encantador oboe de Miguel Arce, así como los arreglos de cuerda del coproducto del disco, Kenny O'Brien.

También sobresalen por su fina hechura, las canciones Qué mas da, La distancia nos acerca, Mexicana y Mátame queriendo, mátame abrazando.

Sin duda es una recomendación que implica recuerdo y nostalgia, detenidamente nos aleja del Café Quijano que conocemos, llevándonos por sus orígenes y atrapándonos con la magia de la exageración sentimental llamada bolero. Aconsejo digerir este alimento musical acompañado de una limonada de cuaresma, bebida tradicional de León, y a "matar judíos" como ellos llaman al acto de salir a probar este elixir.








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