sábado, 30 de octubre de 2010

Me jode confesarlo...

Después de todo mañana tendré que confesarlo. Será un momento penoso el aceptar que al final, fui yo el que se puso más nervioso. Nunca tuve algún problema de esos, pero ayer parecía el más nuevo en la materia. Quizás fue lo repentino o probablemente diré una cantidad descomunal de lo que llamamos "pretextos" y así sentirme un poco más honesto. Sin embargo tengo que aceptarlo: Fui yo el de los pinches nervios.

No diré más, porque nada hay que agregarle a este pequeño fracaso. Acepto mi flaqueza y pongo en juego la boca que llevo siempre bajo el brazo, porque... yo también se jugármela sin miedo a un rechazo. 

Los sabores enriquecieron la nostalgia de los que muchas veces me he robado. La penumbra y el abrazo cálido empujaron fuerte contra lo que en medio de nosotros resultaba ser espacio. Me jode confesarlo... pero me ha gustado tanto que ahora no tengo reparos y lo canto. Tu dijiste que ya lo habías quitado, pero yo sentí clarito ese brillo que definitivamente me ha encantado. Desde que lo percibí con el olfato y ahora que lo pienso... no me jode tanto relatarlo.

No hay nada que decir, o más bien no hay que acosarle tanto. Jugué a ser el valiente en juegos donde no soy yo el más sensato... debo y tengo honestamente que aclararlo: Tu boca sabe a miel... más rica incluso, que la que venden en los supermercados.

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