viernes, 16 de enero de 2015

Música de cartuchera, el soul de Michael Kiwanuca

Rest your soul, live in peace. I won't let you worry, worry at all


Tengo el privilegio de contar con grandes amigos músicos que han significado una brújula en la avasallante amplitud discográfica. Es el caso de esta recomendación semanal, que me fue sugerida por @joloustanau a quien agradezco enormemente.

En mi geografía musical, Uganda es un país lejano y desconocido. En mi memoria artística, recuerdo pocos cantantes de soul de nacionalidad inglesa, Van Morrison y quizás Joe Cocker. Con este antecedente, apareció en mi Spotify de manera contundente: Michael Kiwanuca.



Nacido al norte de Londres, de padres ugandeses, y con el sueño infantil de ver su apellido impreso en la playera del equipo de sus amores, el Tottenham Hotspur Football Club. Tres pilares musicales le hicieron cambiar el objetivo deportivo al melódico; cuando escuchó a Jimi Hendrix, el universo guitarrístico le quedó al alcance de sus perspectivas, desafortunadamente el ámbito social era hasta cierto punto crítico con la situación racial, por lo que esa Fender Stratocaster que escuchó, abrió un portal armónico en su mente. Posteriormente obtuvo un disco de Bob Dylan, con el que descubrió el poder de la palabra acompañada de acordes. Con la inercia de lo anterior, llegó hasta su melomanía; la voz de Otis Redding, que terminó de moldear una mixtura de orígenes y vivencias.

Kiwanuca es un personaje perdido en el tiempo, como traído del pasado a nuestros días, pero con la frescura y potencia de la una actualidad sedienta de talento vocal. Formando parte de una generación que ya no produce música de este género, que dicho sea de paso, no nació en la vieja Inglaterra, es transatlántica para él. A sus 27 años, es audible la comprensión armónica que ha desarrollado, plasmada en su primer y único material discográfico Home Again, el cuál posee una riqueza instrumental de elegancia y cadencia, incluyendo elementos finos de vientos orquestales y cuerdas amigables, acompañados de agudas y delicadas percusiones. Cualquiera diría, a simple oída, que se trata de un éxito de los años setentas, sin embargo, fue lanzado en marzo del 2012. Su voz transporta, contagia y nos hace recordar el rhythm and blues de los 40's, combinado con un toque de góspel.

La canción Tell me a tale, que data de 2011 y marca su debut artístico, abre a toma con acordes agudos y breves de flautas, que anteceden a una oleada de cuerdas y percusiones como de algún paraje selvático, es cuando el juego de vientos estilo big band nos termina por enamorar. En I'll get along, pareciera que The Temptations irrumpe en la actualidad, incluso hasta el punto de hacer mover la humanidad negada al baile del que les escribe. Con aires nostálgicos, de solicitud desesperada de ayuda, pero atrayendo al oído primero para lograr su objetivo, así es Home again. La angustiante Worry walks beside me, narra la preocupación de una persona al tener cerca a esa otra, que lo hace estremecerse, con tintes jazzisticos y con voz oscura.

Desmenuzar es un arte que prefiero sobre muchos, pero hay momentos que deseo fervientemente seducir a los ojos y a la mente, y en un intento vago, lograr que el cerebro controle al oído para que escuche mi humilde recomendación.




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