La cuarta película del griego Panos H. Coutras, fue exhibida con crítica favorable en el Festival de Canes 2014 dentro de su selección oficial, y llega hasta nuestro país en el marco del Festival Internacional de Cine en Guadalajara en su edición 2015.
Xenia nos muestra problemáticas un tanto ajenas a nuestro panorama pero sensiblemente parecidas a nuestra cotidianidad, como la situación migratoria de los ciudadanos albaneses en Grecia, su intento por ingresar a un país dentro de la Comunidad Europea y el rechazo que sufren por parte de grupos denominados neonazis. De igual manera nos ofrece en pantalla, el repudio que existe aún en ciertos sectores de la sociedad europea, hacia las personas homopreferentes sexuales.
El ritmo del filme es dinámico. Coquetea con el género road movie; ya que no existe alguna locación base y el mayor porcentaje de la película, es el camino desde Creta hasta Tesalónica, pasando por la gran Atenas; sin embargo, domina la comedia con algunos tintes sutiles de drama. Tiene un contenido musical muy definido y frecuente, presentándonos como invitada a la gran cantante italiana Paty Pravo, quien tiene fama reconocida desde finales de los años 60's. La fotografía no es tan espectacular como podría esperarse, incluso en ocasiones podemos observar imágenes muy sobrepuestas. La trama atrapa inmediatamente, y me parece acertada la manera de tocar temáticas sociales de actualidad, ya que no lucen forzadas ni exageradas.
Los personajes centrales son dos hermanos de madre albanesa y de padre griego, quienes no tienen tienen pasaporte comunitario y viajan en búsqueda de su progenitor para resolver su problemática migratoria. Una vez que fallece la madre de ambos, Dany (Kostas Nikouli) de 16 años, el más joven de los dos hermanos, viaja de la isla Creta rumbo a Atenas en búsqueda de Odysseas (Nikos Gelia) de 18 años. Ambos parten con rumbo a Tesalónica para investigar el paradero de su padre, enfrentando situaciones de peligro y reafirmando la hermandad contenida durante años.
Abordar la cuestión de preferencias sexuales siempre conlleva un riesgo latente, y esta producción lo maneja con un profundo sentido de tolerancia. Incluso el personaje heterosexual desarrolla escenas de una serenidad extrema para con su hermano homosexual. De igual manera, dibuja una personalidad infantil retardada en uno de los protagónicos, situación que imprime una delicada moraleja al final de los 128 minutos que el director Coutras nos regala atreves de su producción cinematográfica Xenia.