"Yo no quiero París con aguacero, ni Tlaquepaque sin ti"
El Auditorio Telmex fue el anfitrión perfecto para un concierto con golpe de recuerdos en el escenario. El flaco de Úbeda se esmera en cada recital para mostrarnos la intimidad de su repertorio, logrando una atmósfera de poesía y letrística impecable con presunciones de rockstar añejo y sencillez de caballero lunfardo.
La alineación en el escenario nos llevó desde un baterista barba roja (Pedro Barceló), un saxofonista, flautista y acordeonero de falda escocesa (Josemi Sagaste), el gran pianista y guitarrista Antonio García de Diego y por supuesto Pancho Varona, ambos compañeros eternos de Joaquín Sabina, matizado con la belleza y potencia vocal de Mara Barros. De igual manera figura en la lista de músicos Jaime Asúa, guitarrista de Los Alarma. Todos ellos con talento suficiente para presentarse en solitario, forman parte de la familia musical de Monsieur Madrid, apodo que Fito Paéz propinó a Joaquín.
Una velada magnífica que mantuvo al público al vilo de la butaca y con la garganta unísona. Mucho lisonjeo de Joaquín Sabina a Guadalajara, y el público receptor no tuvo otro camino que adorarle. Entre canciones se abordaron temas diversos, desde la propia mofa a su salud y a la edad, hasta la justificación de 500 noches para una crisis. Este material discográfico implica una doble celebración, por una parte los 50 y 16 de Joaquín Sabina, aunque 50 y 15 dicen que aparenta, y por otro lado, la revisión sonora del disco 19 días y 500 noches que viera luz en 1999.
Sombrero bombín, pantalones estilo beatle y su presencia escénica, hicieron que Dos horas y cuarenta y dos minutos de concierto pasarán muy rápido, y la gente pedía mucho más. Inició puntual con la canción Ahora que..., le siguió 19 días y 500 noches, Barbie superstar, La Magdalena, A mis cuarenta y diez, Donde habita el olvido. Explicó que hace 40 años su visión de la música fue sacudida por Bob Dylan, esto antes de interpretar la versión al español que él mismo tradujo de It ain't me, babe. Continuó con Peces de Ciudad, La Viridiana, El Caso de la Rubia Platino que interpretó Jaime Asúa posterior a la confesión de admiración a la agrupación Los Alarma por parte de Joaquín.
La noche se iba haciendo vieja (o joven) cuando se escucharon los primeros acordes de Cerrado por Derribo y Pero que hermosas eran. Más de cien mentiras figuró para que hiciera una presentación de su banda. Finalizó (por así decirlo) con Noches de boda combinada con su éxito Y nos dieron las diez. Volvió como vuelven los recuerdos, aunque fueron "Los Ramones" como se autonombró Pancho Varona para interpretar Los conductores suicidas sin Joaquín. Aún sin Sabina, Mara Barros sedujo con su interpretación de La canción de las noches perdidas y al final hizo su aparición el andaluz. Juntos interpretaron la copla Y sin embargo te quiero que cantara en el pasado Isabel Pantoja, seguida de la romántica respuesta sabanera Y sin embargo. Un homenaje musical a Chavela Vargas con la canción Por el bulevar de los sueños rotos y finalizó la tanda con Princesa. Otra despedida emotiva del escenario, pero aún quedaban algunas canciones.
La gente siguió coreando su nombre, y volvió a echar al ruedo a sus refuerzos, en esta ocasión Antonio García de Diego con Tan joven y tan viejo. Se vio obligado a deleitarnos con la canción más emotiva de la noche: Contigo. Pastillas para no soñar sirvió de despedida musical, aunque al final, sin instrumentos y en aires de reconocimiento al público tapatío, nos regalaron en corro La canción de los buenos borrachos.
Todo el concierto fue animado en pantalla por dibujos de Joaquín Sabina, amplificados por la mano del realizador de videos Vicente Fontecha. No tengo empacho de reconocer que disfruté el concierto como un enano. El maridaje podría ser amplio hablando de Joaquín Sabina, pero antes de que nos cierren el bar de la esquina, propongo un "vino peleón" tradicional en la natal Úbeda de Joaquín.
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