miércoles, 3 de junio de 2015

Música de filme afónico... Paté de fuá

Hay proyectos musicales que sobresalen por su peculiaridad y por la soledad distintiva que imprimen en sus entregas. Paté de Fuá es el claro ejemplo de estilo genuino y de identidad entre sus escuchas. Su concepción es tan misteriosa que resultaría tan complicado como revelar la receta secreta del platillo de la abuela cocinera. Tenemos claros algunos elementos musicales como la Tarantela, ritmo característico del sur de Italia, o el Dixieland, subgénero del Jazz situado al sur de Estados Unidos. De igual manera podemos notar en el acordeón, una clara tendencia al Musette que nos transporta hasta el corazón metropolitano de Paris. Podemos también escuchar presente al Tango y su bandoneón, y a la Polca importada desde Bohemia, República Checa. También apreciamos la sencillez y exquisitez del Vals austriaco, y no podemos dejar de mencionar el famoso baile Foxtrot que se percibe en toda esta mezcolanza. Supongamos que tenemos los ingredientes, sin embargo, nos faltaría definir la sazón, que en mi particular punto de vista no es más que el espíritu jazzístico despreocupado. Paté de Fuá nos ofrece un escenario musical que fácilmente nos situa en algún majestuoso teatro y su elegancia pomposa, o en el baile del pueblo con pirotecnia brillante. Nos arroja a la imaginación de una pareja bailando un valsesito en la plaza publica de aquel bucólico paraje, hasta el foro de la cantina con humo de cigarro y un cuarteto ejecutando alguna pieza, pasando "como no queriendo" por el cabaret de la esquina.

La agrupación goza de una juventud poco convencional, ya que desde el año 2006 de su fundación a la fecha, han logrado insertarse en el gusto hispanoparlante. Qué lejos queda aquel viaje en el que los líderes de la banda, tuvieron que abandonar su natal Argentina, para ser recibidos en el país que los vería nacer como propuesta discográfica: México. Yayo González es el director y compositor, además de la guitarra y voz de Paté de Fuá, y el también compositor y director musical, Guillermo Peralta, encargado del banjo, la trompeta y la corneta, además de ser el encargado de proporcionar elementos poderosos de distinción como el instrumento de viento cabrófono, término que él acuñó para designar “un bombardino que suena muy cabrón” y el caviquinho que es un instrumento portugués de cuatro cuerdas. Guillermo es un poli - instrumentista autodidacta.

La sección mexicana completa la alineación musical. El contrabajo y los coros de Jorge "Luri" Molina, de las glorias de la Escuela Superior de Música. Paradójicamente el bandoneón es interpretado por un mexicano, quien además hace gala del acordeón, ya que fue el primer estudiante latinoamericano en cursar cátedra, nada más y nada menos, que en el Instituto Gnessin de Moscú. El científico del vibráfono es Alexis Ruiz, quien cursa la teoría de la música y piano en el Centro de Investigación y Estudios Musicales. Un palestino llamado Dan Mazor interpreta el saxofón y el clarinete, y cierra con broche de oro Demián Cantilo, un argentino que toca la batería y el otro elemento de distinción inventiva instrumental, el Chupetófono.

Poco más de dos años nos mantuvieron en la expectativa de su cuarto y nuevo material de estudio, Película Muda: Primera Parte. Ya se prepara la escena en agosto para la segunda parte de este proyecto, anunciando importantes duetos tales como Armando Manzanero, Lila Downs y Lucía Galán de Pimpinela.

Película Muda: Primera Parte cuenta con la participación de Natalia Lafourcade y de Catalina García, vocalista del grupo colombiano de jazz Monsieur Periné. El material discográfico vio luz primera en septiembre del 2014, y consta de 15 canciones, incluida Paloma Querida como homenaje al gran José Alfredo Jiménez.

1. Vamos a Morir. Un dixieland muy New Orleans pero en español, acompañado de la dulzura vocal de Catalina García y ese juego de vientos en la coda, que lo convierten en una encantadora premonición nefasta.

2. Película Muda. Cursilería campirana que hace complicada la amargura al escucharle. Es notable la armonía del banjo a lo largo de la pieza, pero lo imprescindible es, la finura que le imprime el juego de cuerdas hasta el final de la pieza.

3. Nubes de Úbeda. Una tarantela de connotaciones pasodoblísticas, enteramente instrumental. Cuenta la leyenda que andarse "por los cerros de Úbeda" significa estar en otros menesteres que no son los encomendados.



4. El extranjero. Una especie de western jazzeado, con objetivos claros y aspiracionales en ser un ciudadano del mundo. Hacer notar el solo de saxofón que marca el inicio del final.

5. Paloma Querida. ¿Hace falta decir más?. Canción memorable de José Alfredo, al estilo jazz de barrio combinado con ranchera. La pieza finaliza con un claro ejemplo de mariachi en El Tenampa.

6. Te conozco mascarita. Un foxtrot de hipocresía descubierta que nos regala presencia de vibráfono.

7. Mendigo del amor. La polca de soluciones extremas al subdesarrollo amoroso.

8. Corona de espinas. No logro descifrar si se trata de un musette o de un vals de boda de pueblo, pero en todo caso, una pieza digna de ser escuchada en consola antigua.

9.- Tienda de abarrotes. Tonos hipnotizantes de un vibrafono.

10.- Mi corazón. Un jazz estilo clásico acompañado del carisma y sencillez vocal de Natalia Lafourcade. Canción enteramente disfrutable con detalles artesanales en los vientos.

11. Llorarás. Otra polca en el disco, que conjuga a la perfección, además de los instrumentos de viento, percusiones y cuerdas, el verbo llorar en la segunda persona del singular con tiempo futuro.

12. Princesita. Una pausa necesaria en el desarrollo de la producción. Con aires de canto nuevo o trova contemporánea, recordándonos que tan acústica puede ser una canción.

13. Más allá. No podía faltar el bolero en este ambicioso material discográfico. Sobresalen las percusiones y la capacidad camaleónica de esta agrupación, con todo y "bom, bom, bom" al final.

14. Lista negra. Melopea con rima elegante e inteligente que quiere ser un hip hop de acento porteño.

15. Belfast. Una especie de réquiem o banda funeraria que despide el disco con el portento de un juego de vientos.


Para tan enriquecedor manjar musical que nos ha regalado Paté de Fuá, no dudo ningún instante en maridarlo con un L.A. Cetto Boutique Malbec. Una gran manera de celebrar la mixtura latinoamericana, ya que el Malbec es la uva insignia de Argentina, y L.A. Cetto es uno de los orgullos vitivinícolas del Valle de Guadalupe en Ensenada, Baja California.



Vamos A Morir – Paté de Fuá, Catalina García
El Extranjero – Paté de Fuá
Paloma Querida – Paté de Fuá
Mi Corazón – Paté de Fuá, Natalia Lafourcade


   
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