Muchas veces pensé que nosotros elegíamos a las canciones. Como típico ser humano convencional, dotado de una visión egocéntrica y creyendo siempre que controlamos las energías y los espacios. Sin embargo hay ocasiones en las que francamente no sé de qué lugar, me brota la espiritualidad. No es algo tan común en un asalariado más en este país de asalariados.
Pero al escuchar esta canción, algo de la sencillez, de la ternura y de la fuerza de cada palabra estimuló mi lado alterno. Yo no elegí esta canción. Ella me atrapó por más que me resistí. Debo confesarlo, que con Mercedes Sosa no surtió el mismo efecto. No la sentí tan mía. Este tipo tiene ese feeling que desde hace tiempo me atrae inevitablemente. Mucho tiene que ver lo que Cafe Tacuva ha logrado en mis adentros musicales.
Me quedo con la ilusión revolucionaria de Rubén Albarrán que creía que esta zamba era tema de lucha y de trinchera. De haberla escuchado con detenimiento por primera vez con "La Negra", creo que también me hubiera sonado a resistencia. "Balderrama" es una cantina en la que la gente iba a buscar su felicidad sumidos en momentos de plena opresión.
Ante "tanta libertad" en nuestros días, me pregunto y me estremece la respuesta: ¿Acaso necesitamos de un nuevo periodo de represión para despertar?
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