Mujeres
estantería, mujeres muñecas de repisa, coleccionistas de adagios, provocadoras
de ridiculeces, seductoras frígidas, tentaciones condenadas al más triste de los olvidos,
orgasmos no fructíferos. Mujeres flor de un día, inalcanzables hasta para ellas
mismas, trofeos de macho alfa, cabezas de venado en la habitación de madera con
chimenea de cazadores expertos.
martes, 2 de octubre de 2012
lunes, 1 de octubre de 2012
Ese dulce y tormentoso abismo...
Cómo detener la impulsiva inercia de correr inexplicablemente al visible y tan anunciado precipicio. De qué manera se puede poner a salvo el corazón sin dejar de sentir el delicioso bálsamo de la pasión. Cuál es el paso que hay que medir en el sendero sinuoso de la entrega total. Cuántas veces hay que colgar la armadura en el zaguán antes de entrar al calor de una caricia. De qué modo salir ileso del fuego cruzado que la tormenta ha dispuesto en este valle de lágrimas.
No concibo el riesgo sin exponer los adentros. No le veo el caso a luchar sin que la vida me vaya en ello. No puedo quedarme en la orilla sin sentir el deseo estremecedor de lanzarme sabiendo que allá abajo, o quizás en la caída misma, encuentre aquello que estoy buscando. Porque no existe razón para contemplar el paraíso desde las alturas. El temor a equivocarse paraliza y estropea nuestras alas, que en ocasiones negamos y atrofiamos con la falta de interés en ser felices.
Ya he caído tantas veces persiguiendo la manzana. Ya he subido miles de cimas después de destrozarme con el duro golpe de la realidad. El esqueleto que se vuelve a tirar como un kamikaze ahora luce espantoso, pero la sonrisa del alpinista en acción, ilumina y mutila al instante la mirada confusa del temeroso. Estas piltrafas que buscan de nuevo ser poseídas y arrastradas por la gravedad, son sólo el resultado de lo aprendido en el viento que traspasa cada uno de mis poros en la caída. No lo pensaría dos veces. El vértigo es el oxígeno de una futura satisfacción, es el condimento y medicina contra la vejez. Ahora mismo voy cayendo, y aún percibiendo que el piso que me detendrá es más duro que mi voluntad, me arrojo sin medida y sin escatimo. Ya no tengo otro camino.
miércoles, 26 de septiembre de 2012
Ya he caído...
Me encuentro en el limbo de muchas cosas. Por una extraña fuerza estoy de pie aún. No sé por cuánto tiempo más pueda resistir mi coraje. Golpe tras golpe me he establecido en la esquina contra las cuerdas. Sudor y sangre atrás que no tiro un golpe. Espero la dulce derrota de caer y volver a levantarme.
lunes, 9 de julio de 2012
Algunas veces toca morir
¿Qué hacer cuando lo que toca es... morir?, ¿Que pensar cuando el papel que se adopta es el de víctima?. Tantas veces supe el sabor del remordimiento, muchas ocasiones en que el malo era yo. No sé qué hacer, a dónde ir. El instinto de sentirse el estúpido me llama, la puerta fácil del saberse idiota esta frente a mi nariz. El engaño tiene el mismo peso de la mentira, pero cuando se es el receptor... esto se magnifica. Sin embargo, es más cruel el sentimiento de culpa, que el dolor de la bofetada.
domingo, 6 de mayo de 2012
lunes, 9 de abril de 2012
Titingó
Aquella tarde nublada en la que se encontraba solo en el bosque, su vida cambió de manera tan repentina, que no alcanzó nunca a comprenderlo. Oscurecía entre la arbolada y temió no encontrar el camino de regreso. Caminó por la vereda que conocía y sintió alivio al ver las luces que en la lejanía, le anunciaban la cena en la mesa.
El cuerpo comenzó a dar serias señas de cansancio, pero la mente no.
Decidió, al ver que su problema de ubicación y alumbrado visual estaban practicamente resueltos, que podía con facilidad sentarse un poco en aquella roca y brindarle así, un merecido receso a sus piernas que ya avisaban con dolor, el requerimiento de calma.
Tras un momento de soledad y penumbra, no pudo más que llegar a ese punto en el que el ser humano abandona la superficialidad, arroja el traje mundano, se viste de gala y vuela a otras dimensiones, en las que no existe límite alguno: Profundiza, interioriza, introspecciona.
Fue un mar abierto de ideas. No pudo coger a tiempo alguna, no le alcanzó la velocidad de pensamiento para aferrarse a una sóla. Entro en un remolino de axiomas.
Todos aquellos años sin detenerse a pensar, cobraron su eterna factura. Aquel tornado sin fin y él era el centro.
Volaban como papel de colores en carnaval. Ya no había forma de controlar aquella tempestad. Inmovilizado, perplejo por el espectáculo, cuenta no se dio que fue perdiendo toda oportunidad de volver. Los ojos en blanco ahora, sin tensión nerviosa aparente, flácidos los músculos… un cuerpo más, tendido en aquél bosque en penumbra.
Un revoloteo de ideas bastó. Su mente, presa del desastre, sucumbió en pleno epicentro.
Abajo, las luces anunciaban la cena…
sábado, 7 de abril de 2012
Soñaba que soñaba...
Se derramó aquel papel en blanco sobre el piso mágico de los sueños. Cayó, como queriendo detener el tiempo, dejando a su paso una densa estela de calma y armonía. Pudo evitarse, sin embargo, la gran cantidad de lienzos pequeños inmaculados en el suelo brillante, produce la sospecha de desdén y despreocupación.
Sus pies descalzos al pisarles no producen cambio alguno en la blancura del papel. El viento apenas perceptible, los deja recostados sin revolotearles y sin interrupción de su descanso. Pareciera que han estado ahí junto con la edad del cielo, de no ser porque hemos sido testigos del más reciente de los sucesos, podríamos insistir en la longevidad de aquel tapiz.
No ha hecho nada por levantarle. Al alzar la mirada podremos notar que si hubiera paredes también tendrían papel derramado, pero no las hay. Ni techo, ni límite. El suelo con la fragilidad de las hojas, atemoriza con vencerse, pareciere que uno va flotando entre las nubes. Avanzar es un tema difícil aquí, al no existir horizonte visible, se tiene la sensación de ausencia de movilidad. Desolado, agotado, perdido y fastidiado, se derrumba entre las hojas caídas. Párpados pesados y cuerpo sin fuerza alguna hicieron que se rindiera. Durmió.
Al despertar otro papel más caía como del cielo. En él escrito el sueño del que acababa de despertar. Comenzó a levantar cada uno de los papeles en el piso, y narraban de manera fascinante todos los sueños que, durante toda su vida, había tenido. Volteó una vez más hacia el horizonte, y sólo vió papeles en el piso. Riiiiing… riiiiiing… riiiiiiing… abre los ojos, abre los ojos.
domingo, 11 de marzo de 2012
El Jefe...
Después de todos estos años, muchos falsos ídolos, varios ejemplos seductores de libertad y expansión mental, y algunos señuelos de creatividad e intelectualidad, trataron de influirme y convertirme en algo que definitivamente no sucedió... fueron mera tentación pasajera.
Sin embargo tú, con la paciencia de un espectador a lado del camino, con la fortaleza de un libro salvado del mar, y con el amor que te inculcaron esos indígenas sagrados... has estado ahí, guiándome a la espera de mi reconocimiento, protegiéndome sabiendo que tarde o temprano llegaría un día como hoy, en el que no tuviera más remedio que escribir con lágrimas de alegría el fiel testimonio del respeto y admiración que te profeso.
No haré alarde ni mención. No es necesario.
jueves, 8 de marzo de 2012
Día Internacional de la Mujer...
Ojalá que este día no existiera más en nuestro calendario... ojalá que ya no fuera necesario...
martes, 28 de febrero de 2012
¡Prohibido dejar de escribir...!
Hace ya tiempo desde la última nota en este blog... circunstancias que la vida va moldeando en un futuro que a paso agigantado se convierte en mi presente. Hace apenas unos años, era el joven promesa, escribiendo cada momento que marcaba una vida llena de peripecias infantiles, de cuitas juveniles y el intenso despertar de un adulto. Hoy no me siento (afortunadamente) uno más que sucumbe ante la "evolución" humana, que lleva... según los expertos... a la plenitud emocional y mental (mal) llamada madurez.
Escribo sí... porque me gusta. Porque el día de mañana me encantaría que mi progenie leyera reflexiones propias de una persona que, extrañamente en este mundo, gustaba de lanzar misiles como ideas. Escribo para que un día, sin pensarlo siquiera, motive a personas amadas a leer lo que éste pedazo de emoción publica. Escribo pues, con el único afán de releer en un futuro, lo que en mi presente meditaba.
Aclaro que nunca he perseguido el objetivo de trascender con estas líneas, para ello hay otras trincheras, que pretendo atacar en mi plenitud. Sin embargo, la practica hace al maestro y soltar los dedos viene bien de vez en cuando.
Ando por la vida cargando mi libreta de bolsillo y mi pluma por si las musas me secuestran. Pero hasta ahora he sido poco afortunado, ya que escurridizas sólo me coquetean. Colecciono susurros, besos lanzados al aire, guiños, risas y provocaciones; con la esperanza firme de que un día de éstos, me pueda dar el lujo de lanzarme sin miedos, al complicado oficio de escribir las añoranzas de una especie que se acaba.
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