"No somos más que una gota de luz, una estrella fugaz, una chispa tan sólo en la edad del cielo"
Jorge Drexler
La sola idea de comenzar el proyecto cartesiano de las nubes (en el sentido más literal del título) ya genera un interés mental que no pude resistir. Después de indagar un poco en lo que "cloud" quiere decir en términos tecnológicos, me adentré en una investigación que hacía tiempo no realizaba para un filme.
Me dejé llevar por el torbellino de vaivenes. De una historia a la otra como si fuera fácil ir de tiempo en tiempo. Me dejé confundir como cualquier turista sin mapa. No traté de apresurarme a la comprensión, sabiendo y confiando que la misma cadencia terminaría por llevarme al objetivo planteado. Y así fue.
Seis historias en tiempos establecidos, pero lenguajes universales. Búsqueda de la libertad. Tomar las riendas, no sólo de nuestra vida, sino de la conciencia humana. Errores sociales repetidos de pretérito a futuro. De eternidad. Siempre encontrando la dulce excepción a lo nefasto. Las mismas almas en el tablero de ajedrez. A veces toca ser el asesino, otras veces la vida. El intercambio de papeles en la película es el mismo que cada alma ha venido desempeñando desde nuestros orígenes. Quizás ahora somos más de 6 mil millones de habitantes y por eso la bondad se ha tenido que distribuir entre todos, con cada vez menos presencia en cada uno.
La volvería a ver, las veces que fuesen necesarias. La trama es sentimental, tanto que al final puede provocar lágrimas de ilusión y esperanza. El ritmo es impecable, Tywker es una maestro en ello. Y las actuaciones forman parte del espectro de perfección que la película imprime en su mensaje.
Si una canción se me vino a la mente saliendo del cinema, fue sin duda, "La edad del cielo" de Jorge Drexler.
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