Son once años desde la aparición discográfica de Marlango en 2004 con su disco homónimo. La integración de la agrupación ha sido ligeramente modificada a la fecha, ya que sólo Óscar Ybarra ha partido a buscar otros horizontes, mientras que Alejandro Pelayo y Leonor Watling festejaron sus diez años con el disco El Porvenir. De corte jazz y blues, con algunos tintes de música de cabaret, combinando el inglés y el español. Piano y vientos son los elementos principales de la propuesta de Marlango, cuyo nombre fue adoptado a raíz de la introducción de la canción I wish I was in new Orleans de Tom Waits en algún concierto.
Leonor es actriz, cantante y escritora de canciones, quizás la puedas recordar en alguna de las más de cuarenta películas en las que ha actuado, Hable con ella de Pedro Almodóvar o La vida sin mí de Isabel Coixet entre otras muchas. Como vocalista de Marlango, cinco discos de estudio la respaldan, su voz cuenta con esa elegancia jazzística y agresividad ibérica. Actualmente es pareja de Jorge Drexler con dos hijos de por medio y algunas colaboraciones musicales mutuas.
Alejandro Pelayo es un pianista de conservatorio con sombrero eterno y una idea muy peculiar de la música. Junto a su piano Yamaha Q3, ha sido el cerebro armónico de la agrupación, complementado por el brazo letrístico e histriónico de Leonor. En un inicio Óscar Ybarra fungía como arbitro entre los polos creativos de Marlango, aportando las trompetas que dieron a la banda un lugar específico en el mercado melódico. Leonor y Alejando fueron pareja sentimental en el pasado, hoy se confiesan como los mejores amigos, casi hermanos.
El porvenir es un festejo a la primera década de vivir la composición juntos. La producción a cargo del argentino ganador de cinco Premios Grammys, Sebastián Krys, que entre sus trabajos puede darse el lujo de contar a Alejandro Sanz, Shakira, Eros Ramazzotti y Kinky, entre algunos más. Grabado en Los Ángeles, California y alimentado por las colaboraciones del gran Fito Paéz, La Santa Cecilia y Enrique Bunbury. Es su segundo álbum en el que se canta en español en su totalidad, los tres restantes son en idioma anglosajón.
El Porvenir. Abre a toma con un ukelele que acompaña hasta el fin, percusiones de marcha fúnebre y dos instrumentos de viento que impregnan de melancolía la canción.
Puede. A pesar del inicio con instrumentación base de canción electrónica, la pieza se va enriqueciendo con vientos y platillos. El título condicional de la canción nos ofrece la idea de porvenir. El solo de clarinete es digno de apreciarse.
La Luna. Al puro estilo de la canción Dance, dance, dance. Un valsesito con poesía impecable sobre el satélite natural más cercano.
Dinero. Un rock setentero bien logrado que hasta ganas de bailar dan. Inmersa la crítica a la idolatría social. Acompaña vocalmente Enrique Bunbury.
Te quiero creer. Un blues a la vieja escuela. El esfuerzo inútil de la credibilidad.
Ay pena, penita, pena. Canción que afamara la gran Lola Flores "La Faraona". En esta versión, acompaña La Marisoul, vocalista de la agrupación La Santa Cecilia. Cuenta con mayor tranquilidad e instrumentación que la original, logrando una pieza delicada y apetecible.
Te vas. El estilo Marlango poco a poco se va posicionado en el oído musical. Este tema es quizás, el que más lo ejemplifica. Piano base y la voz melódica de Leonor.
Yo sola. Al inicio podemos establecer que se trata de un pop melódico, sin embargo, logra mutar hacia un rock sutil. El solo de violín endulza y llena de esperanza el tema.
Al borde del abismo. Como en todos los discos de Marlango, existe una canción con suficiente lindura y exquisitez, y en El Porvenir no podía faltar. Una situación geográfica que describe lo que es para la autora el amor.
Dímelo así. Mi predilección de este material discográfico. Una canción redonda y pegajosa, la cual muta en un vals de carrusel justo a la mitad. La participación de Fito Paéz es impredecible y espontánea. No es común que Fito colabore en discografía ajenas, sin embargo, desde la colaboración de Leonor en el disco No se si es Baires o Madrid con la canción Pétalo de Sal, se estableció un vínculo armónico.
Descansa en mí. Una canción ideal para cerrar el disco y tranquilizarnos antes del fin. Una de las características de la voz de Leonor, sin duda es la cualidad del falsete en medio de sus registros graves y podemos escucharlo en esta pieza.
Un equilibrio delicado entre el pop y el jazz que podremos escuchar en nuestro país, el 21 de Mayo en el Plaza Condesa. Para este disco y por obvias razones, mi sugerencia como bebida es el Vino de la subzona de Arganda, denominación de origen desde 1990 como Vinos de Madrid.