miércoles, 4 de marzo de 2015

Lo que hay entre nosotros... Unter der haut

Dentro de las películas nominadas al Premio Maguey en el marco de la trigésima edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, encontramos este filme de nacionalidad Suiza. Fue estrenado en el año 2015 y significa para Claudia Lorenz, el debut como directora de largometrajes, ya que en su haber cuenta con un documental y tres cortos.

What's between us es la traducción al inglés, y existe poca información en internet sobre el rodaje. La fotografía corre a cargo de Jutta Traenkleen, y es a mi juicio, el elemento que logra equilibrar la ausencia de calidez en la trama. En un fragmento pequeño nos muestra algunos paisajes de los alpes, y posee movimientos de cámara interesantes que nos amplían los espacios reducidos de las locaciones. La primera toma nos avista el desarrollo geográfico de la película, ya que comienza en el pórtico de una vivienda, y nos transporta lentamente al interior de la misma, utilizando un travelling en retroceso a través de la puerta principal.

La musicalización es nula, lo que hace pesado el tránsito de los personajes en escena. El ritmo es lento y algunas de las secuencias son totalmente innecesarias en la trama, esto provoca un desarrollo entrecortado del guión. El conflicto es presentado con mucha agilidad, Frank (Dominique Jann) descubre, después de 18 años de matrimonio, que ya no puede esconder su homosexualidad ante Annie (Ursina Lardi), su esposa. Los tres hijos de la pareja juegan un papel decisivo en la resolución del conflicto, sin embargo, intervienen matices diversos en sus decisiones, haciendo interesante la interacción entre los protagónicos.

Unter der haut no es distinta ni lejana a otros filmes, la peculiaridad quizás, radica en la perspectiva del sujeto pasivo, ya que la protagonista del drama, en todas las escenas, es la esposa. Intervienen al rededor de ella los demás personajes, pero es la angustia y la actitud psicológica de la consorte, la que nos adentra en el nudo y su desenlace. El final nos obsequia un descanso con moraleja, cerrando a toma de manera inteligente, con un movimiento de cámara como al inicio del rodaje, agregando con cautela, un perfume distinto en el ambiente.

En mi opinión, el espectador afronta el ritmo del largometraje sin algún apoyo dinámico. A pesar de durar tan sólo 94 minutos, da la impresión de haber sido mayor su transcurso. El guión mantiene la expectativa, y su objetivo es bien logrado: una mirada distinta a problemáticas universales.


   
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